A la vuelta de la comisaría del barrio de Palermo (Buenos Aires) hay un prostíbulo donde van muchos famosos de Buenos Aires. La noche del lunes 13 de abril entraron a robar. Su dueño pensó que la policía no actuó y que dejó que el robo sucediera aun conociéndolo. Eso llevó a que el dueño del prostíbulo comenzara a denunciar, en venganza, a todas las actividades que sucedían en Palermo al día siguiente.
Dos jóvenes españoles entre los que me cuento llegaron el martes 14 de abril a la Plaza Serrano, en el corazón del viejo Palermo, para un plan muy distinto del que sucedió. Todo un quilombo de altavoces estaba preparado para una sesión de clases de tango, la cual, debido a la denuncia de un dueño de un vecino al parecer desconocido (según la policía) no pudo celebrarse. Allí, en Buenos Aires, bajo el gobierno del derechista Macri, ninguna actividad en la calle tiene permiso público, así que a recoger el tinglado y para casa. Pero en esos momentos una guitarra que andaba de por medio, unas canciones de Camarón y sobre todo muy buena onda, hacen que los dos gallegos (españolitos) que habían llegado a no se sabe qué y que pensaban poder disfrutar de una clase de tango improvisada acabaran en la asamblea del grupo vecinal de recuperación de los espacios públicos "Palermo vuelve". El resto hay que vivirlo.
Una noche realmente a recordar. Una buena historia para celebrar el día de la República.
