domingo, 30 de octubre de 2011

La publicidad y la crisis

La primera medida en la que todo el mundo ha estado de acuerdo para salir de la crisis ha sido prescindir de gastos innecesarios. Desde el ámbito individual a las grandes corporaciones, pasando por familias y gobiernos, la medida es de consenso (no es aquí donde analizaremos si se cumple finalmente o no).

Ayer viendo la televisión, 2 de cada 3 anuncios eran de coches. Anuncios muy elaborados con, aparentemente, mucho presupuesto. Auncios de empresas que están en crisis porque han bajado sus ventas. Damos por hecho que la gente tiene que comprar los coches que necesita, así pues crear una necesidad de coches superior a la real va contra la primera medida expuesta en el párrafo anterior.

Por otro lado, todas las empresas de coches se anuncian, y se anuncian bien, por lo tanto tampoco, tras los anuncios, ninguna empresa venderá más coches, ya que todas se han anunciado. ¿Qué ha sucedido? Que están igual que al comenzar el corte publicitario pero habiéndose gastado millones de pesetas/euros/dólares. ¿Con qué consecuencia? Con la consecuencia obvia de que el precio final del vehículo se ve incrementado para hacer frente a ese gasto.

Mi propuesta: Eliminar la publicidad como sistema de competencia directa, ya que no mejora la calidad de los productos, no orienta al consumidor, encarece la mercancía y crea necesidades no reales. ¿Cómo? No prohibiéndola, claro, sino aplicando un impuesto elevado a las actividades publicitarias.


Miguel Blanco Otano.
Madrid, octubre de 2011.