jueves, 13 de septiembre de 2012

Badajoz, dulce Badajoz

(Publicado en el diario extremeño Hoy el jueves 13 de septiembre de 2012)

Fue la curiosidad de probar los nuevos carriles bici de Badajoz lo que me llevó el otro día a explorar de nuevo el paseo fluvial, el nuevo edificio de la biblioteca, y de ahí a la Alcazaba y muchos más sitios con mi vieja bicicleta con la que otros días recorría Badajoz de norte a sur y de este a oeste. La primera impresión fue que el carril bici estaba bien. Los 50 metros de carril bici. Discúlpenme no conocer el dato exacto de cuántos metros de carril bici hay en Badajoz pero son, a todas luces, insuficientes para satisfacer las necesidades de tantos amantes de las dos ruedas que hay en nuestra ciudad. Pero esto es sólo un ejemplo.

Desde que dejé Badajoz dirección norte hace ya 6 años he vivido en ciudades como Santiago de Compostela, Madrid, Ginebra, La Plata o París. Y no se trata de que aquí inventemos nada nuevo. No tenemos que estar a la vanguardia de nada. Esto es Badajoz. Siempre la defiendo y nunca la he descrito como puntera en urbanismo, ni por tener la mejor universidad, ni el casco antiguo más encantador, ni como lo mejor en nada. Salvo en calidad de vida. Siempre, en cualquier ciudad y en cualquier momento, he defendido que en Badajoz es posible tener el mejor nivel de calidad de vida posible. Mejor que París. Mejor que Suiza. Es esa no necesidad de ser punteros en nada nuestra mejor baza.

¿Problemas con los coches en el casco antiguo? ¿No sabemos cómo implementar más carriles bici? ¿Cómo atraer más familias de gente joven al centro de la ciudad? ¿Cómo recuperar el río? No hay que inventar nada. Se trata de preguntar a quien sabe, viajar a las ciudades donde estos problemas ya los han resuelto. Se trata, simplemente, de copiar. Sí. Copiar. El casco antiguo de Santiago de Compostela es magnífico. Pero además de la Catedral del Obradoiro, lo que le da ese encanto es la ausencia de coches y la vida cultural que hay. Copiemos eso. En la calle Menacho hemos quitado los coches pero hemos cambiado un cine por un Zara. El lago Leman en Ginebra es pura efervescencia cada verano, nuestro río no tiene nada que envidiarle, salvo por la efervescencia que le da tantas actividades culturales y para jóvenes. París tiene en sus calles casi más bicicletas que coches. ¿Cómo lo han hecho? Copiemos eso. Habilitemos los nuevos carriles bus también para las bicis, por ejemplo. Me fijé: está pintado el símbolo del autobús, del taxi y de la moto, pero no el de la bici. Quizás es que ni siquiera se han acordado de ellos.

También hay problemas más complejos, como barrios donde la mafia y la droga campan a sus anchas, trazar líneas para los nuevos planes generales de ordenación urbana, cómo atraer industria, la gestión de barrios y pedanías, pero incluso todo eso, estoy seguro, que son asuntos con los que otras ciudades también han tenido que lidiar. Aquí, en muchos casos, se sigue mirando para otro lado.

Pero claro, es posible que el problema sea simplemente otro, que no se trate de resolver los problemas de la ciudad, que no haya nadie buscando que Badajoz tenga una calidad de vida superior. Puede que la apatía se haya instalado en las instituciones públicas y partidos políticos. En ese caso, el problema es realmente grave. Llegará un día en que pueda volver a Badajoz, y será fantástico ver que no estamos todavía luchando con problemas que cualquier urbanista resuelve con los ojos cerrados.

Miguel Blanco Otano
Badajoz, agosto de 2012