miércoles, 17 de abril de 2013

Los muertos de nuestra felicidad

Vaya por delante de todo esto que me repugna la violencia en todas sus expresiones, condenando como condeno lo acaecido en la maratón de Boston y en tantos otros lugares. Y lástima que haya que aclarar esto. Pero:

¿Por qué no es demagogia comparar los atentados de Boston e Iraq?

Es cierto que hace una semana nadie se acordaba de los muertos de allí, de los de lejos. Entendido lejos como concepto cultural y no geográfico. Pero ese es precisamente el problema, y la cobertura excepcional de lo ocurrido en Boston es la confirmación del engaño. ¿Por qué no salen a menudo en las noticias las miserias de tantos lugares?

Es manipulación, es ocultación de lo que verdaderamente somos. Somos directamente responsables de las miserias de muchos de esos lugares. Dictadores explotando pueblos con el apoyo de Europa y EEUU. Países arrasados por Europa y EEUU para quitar a otros dictadores. Enfermedades que no son atacadas porque las patentes están en manos de compañías farmacéuticas occidentales y protegidas por nuestros gobiernos. Pueblos que se mueren de hambre porque las patentes de las semillas están protegidas. O directamente: muertos por misiles o bombas de nuestros ejércitos.

No pueden mostrarnos eso en la tele, al menos no tal y como sucede en realidad. No pueden decirnos lo que hace falta para mantener nuestros privilegios. Porque aunque ahora se lo estén llevando todo ellos, lo de antes tampoco nos pertenecía: era robado. Siglos de colonialismo occidental que no terminan nunca. Una sociedad construida sobre la ciencia, la ilustración y la cultura, pero también sobre el expolio y la esclavitud. Eso somos.

Los muertos de nuestra felicidad no tienen cabida en la televisión.

Miguel Blanco Otano
París, abril de 2013