miércoles, 14 de mayo de 2014

Cañonazos en el siglo XXI

El 15 de mayo de 2011 y las semanas que le siguieron fueron días clave para la historia de España, por mucho que se trate ahora de banalizar lo que allí pasó. En aquellas plazas aprendimos a hablar, a consensuar, a entendernos. Aprendimos la política del siglo XXI. Esta nueva política no entiende de luchas entre frentes, ni de ganadores y perdedores. Esta nueva forma de ver las cosas habla de cooperación, de diálogo, de entendimiento. No entiende de jugadas electoralistas, no entiende de parlamentos bloqueados al diálogo, de mayorías absolutas. Todo eso queda muy atrás. Obsoleto. No es posible entender esos conceptos en los términos de la política del siglo XXI.

En el contexto del siglo XX, y con un parlamento como el extremeño bloqueado al diálogo por una mayoría absoluta del PP tras el fichaje previo talonario de uno de los miembros de IU, la jugada de Guillermo Fernández Vara de la moción de censura de la pasada semana se entendería como un cañonazo certero en la muralla romana del coronado emperador Monago. Y en el contexto del siglo pasado, muchos aplaudiríamos, como muchos de hecho aplauden, el puñetazo en la mesa, el cañonazo, como una jugada de diez, astuta y necesaria. De hecho, cierto es que el parlamento extremeño, sus normas democráticas, sus miembros y sus sillas son del siglo pasado. Así que también es cierto que quizás ese cañonazo, a día de hoy, sea lo mejor que Guillermo Fernández Vara pueda y deba hacer.

Pero sucede que nosotros ya estuvimos en las plazas del siglo XXI y probamos el sabor de la nueva política del siglo XXI. Esa que no entiende de cañonazos ni de jugadas electoralistas entre bandos dentro de un parlamento. Es por eso que, aunque Guillermo haya hecho, quizás, lo mejor que puede hacer, seguimos sin entenderlo. Seguimos sin entender que haya parlamentos donde no se puede parlamentar. No entendemos que una sola persona con un cheque azul en el bolsillo tenga potestad para bloquear la voluntad popular. No entendemos nada de eso, porque concebimos la política como una plaza en la que sí es posible entenderse, en la que sí es posible comunicarse y llegar a acuerdos de consenso donde la mayoría está satisfecha con la decisión tomada.

Es por eso que muchos criticamos la jugada de la falsa e imposible moción de censura de la semana pasada. Y no como una crítica directa a Guillermo Fernández Vara, sino como una muestra de asombro ante un sistema político estancado en unas normas del siglo XX, que no puede ni podrá nunca satisfacer las necesidades de una ciudadanía educada en las plazas del siglo XXI.

Miguel Blanco Otano
Berck, Francia, 13 de mayo de 2014.