Por lo visto de ahora en adelante los días serán más cortos. Si antes ya la gente iba corriendo y había quien reclamaba un par de horas más en cada jornada imagínate ahora.
Yo no sé si la gente pisará más el acelerador, si habrá más codazos en el metro o si el despertador sonará más fuerte. Sí sé que el tiempo pasa igual para todos y que los días son muy cortos en agradables compañías y muy largos en las frías y temerosas ausencias.
Yo por mi parte seguiré viendo la gente correr metro adentro, seguiré escuchando las voces, los gritos e insultos de claxon desde mi cabeza poblada de canciones y espero que tú sigas siendo parte del verso que brota en los silencios intemporales, de tardes de guitarra sin mirar el reloj, con el eje de la tierra mirando hacia todos nosotros. Ya lo sabemos, pero siempre es bueno recordar que la vida es eso que se nos va mientras hacemos planes. Esos 1,26 microsegundos que ya no tenemos no los necesitaba, porque tengo los demás, y voy a aprovecharlos como yo sé hacerlo.
El eje de la tierra se ha movido para algunos, pero para cientos de chilenos se ha partido para siempre. En recuerdo de ellos deberíamos ser un poco más conscientes de nuestro tiempo, de ese que nos han recortado, y dejarnos de historias raras: Deja de mandar soldados a Afganistán. Deja de vender armas a gobiernos corruptos. Deja de pegar a tu mujer. Deja de robarle al vecino. Vive, coño, que la vida está para eso.
Miguel