Los vecinos de Santiago de Compostela, los peregrinos del Camino de Santiago, toda Galicia y el mundo entero tienen un concepto de Santiago de Compostela como ciudad de encuentros, de música, de teatro, de cultura…
En la ciudad habitan multitud de músicos, los cuales, a lo largo de todo este año, he tenido la oportunidad de ir conociendo: gaiteros, guitarristas, percusionistas, vocalistas, flautistas, pandereiteros y muchos más. Realmente la ciudad está a la altura de las espectativas, en ella habitan gentes de un alto nivel cultural.
Existen multitud de bandas de rock, folk, cantautores y otros géneros que dotan a la ciudad de un ocio musical con el que pocas ciudades españolas pueden compararse. La ciudad realmente está a la altura.
Es una pena que el ayuntamiento de Santiago de Compostela no esté a la altura de sus vecinos. Cuando estos reclaman ocio nocturno y conciertos de calidad, el ayuntamiento prohíbe a los bares ofrecer conciertos, asistiendo así a la detención de programaciones en locales tan míticos como el Modus Vivendi o Fonte Sequelo.
No está a la altura tampoco a la hora de ofrecer un ambiente en la calle como los vecinos y los visitantes reclaman. Músicos de la ciudad están deseando tocar en la calle y animar la vida de la zona vieja, enclave único para el desarrollo de actividades culturales al aire libre. El ayuntamiento desde hace años regula estas actividades, pero desde la concejalía de… atención: ¡Tráfico! Sí, tratan a los artistas de la ciudad como contenedores de basura que tienen que ubicar para que no molesten demasiado, ofrecen autorizaciones a casi nadie, negando las solicitudes en repetidas ocasiones sin argumentar nada, limitando los espacios de recreación artística al Arco de la música y a la Plaza de Cervantes, dos espacios para los más de 30 músicos que quieren salir cada día a tocar.
Como ciudadano y como músico, propongo que este desvarío termine, que se regule de una manera decente o que se dé vía libre a los músicos a que ellos se organicen como quieran. Se debería estudiar la organización de estas actividades de una concejalía de cultura, en el que criterios artísticos o urbanísticos entraran en juego y no puro azar.
La ciudad es demasiado grande para todos y todos sabemos qué sitios son apropiados y no. Basta de ese control policial por el que estás a merced de cómo se levante el municipal de turno, censurando e inquietando a quienes sólo quieren mantener a Santiago de Compostela en primera línea mundial como ciudad de la cultura.
En la ciudad habitan multitud de músicos, los cuales, a lo largo de todo este año, he tenido la oportunidad de ir conociendo: gaiteros, guitarristas, percusionistas, vocalistas, flautistas, pandereiteros y muchos más. Realmente la ciudad está a la altura de las espectativas, en ella habitan gentes de un alto nivel cultural.
Existen multitud de bandas de rock, folk, cantautores y otros géneros que dotan a la ciudad de un ocio musical con el que pocas ciudades españolas pueden compararse. La ciudad realmente está a la altura.
Es una pena que el ayuntamiento de Santiago de Compostela no esté a la altura de sus vecinos. Cuando estos reclaman ocio nocturno y conciertos de calidad, el ayuntamiento prohíbe a los bares ofrecer conciertos, asistiendo así a la detención de programaciones en locales tan míticos como el Modus Vivendi o Fonte Sequelo.
No está a la altura tampoco a la hora de ofrecer un ambiente en la calle como los vecinos y los visitantes reclaman. Músicos de la ciudad están deseando tocar en la calle y animar la vida de la zona vieja, enclave único para el desarrollo de actividades culturales al aire libre. El ayuntamiento desde hace años regula estas actividades, pero desde la concejalía de… atención: ¡Tráfico! Sí, tratan a los artistas de la ciudad como contenedores de basura que tienen que ubicar para que no molesten demasiado, ofrecen autorizaciones a casi nadie, negando las solicitudes en repetidas ocasiones sin argumentar nada, limitando los espacios de recreación artística al Arco de la música y a la Plaza de Cervantes, dos espacios para los más de 30 músicos que quieren salir cada día a tocar.
Como ciudadano y como músico, propongo que este desvarío termine, que se regule de una manera decente o que se dé vía libre a los músicos a que ellos se organicen como quieran. Se debería estudiar la organización de estas actividades de una concejalía de cultura, en el que criterios artísticos o urbanísticos entraran en juego y no puro azar.
La ciudad es demasiado grande para todos y todos sabemos qué sitios son apropiados y no. Basta de ese control policial por el que estás a merced de cómo se levante el municipal de turno, censurando e inquietando a quienes sólo quieren mantener a Santiago de Compostela en primera línea mundial como ciudad de la cultura.
Miguel Blanco Otano.
Santiago de Compostela, mayo de 2007.