No es lo mismo que te roben el pan o que te roben el Ferrari. O sí. Se trata de que en este mundo occidental todo se resume en la frase que mi amigo David me dijo hace muchos años, cuando aún éramos chiquillos: “Lo hace porque puede. Punto”. Y es cierto, hemos llegado al punto de que nuestra ambición no tiene límites, y si los directivos de un club de fútbol pueden subirse el sueldo a costa de que los futbolistas cobren unos millones menos lo van a hacer. Igual que el constructor paga lo mínimo posible al albañil, y que los bancos te sacan hasta el último céntimo en intereses. Ahí sí que estamos todos en el mismo bando.
Un pobre diablo sin trabajo y 3 niños no puede protestarle a nadie, pero los controladores aéreos sí, los jugadores de la NBA sí. No nos quejemos de lo que ellos hacen. Apoyemos el hecho de que nadie pueda aprovecharse de nadie, y exportemos esa causa a nuestros problemas más cercanos. Si ponemos trabas al que está debajo de la bota (ya sea perdiendo pan o perdiendo Ferraris) estaremos aún más perdidos.
Miguel Blanco Otano.
Madrid, octubre de 2011.