Durante los siglos XVIII (en Francia) y XIX y XX en Europa y España más y más gente ha ido reclamando el acceso a ese estado en el que se toman las decisiones, hemos ido queriendo entrar, formar parte de él, para así poder tener acceso a la toma de decisiones. Y claro, la batalla costó sangre, sudor y lágrimas. La lucha fue intensa pero con los últimos avances democráticos parecía que lo estábamos consiguiendo. Y estamos realmente cerca. Casi lo tenemos.
Pero.
Pero no esperábamos una jugada maestra por parte de esta estirpe de señores y señoras autoelegidos ancestralmente como "Los dueños de España". Ellos controlaban el poder mediante el Estado, y el Estado tenía sentido como excusa (y muy buena, por cierto) para monopolizar el poder. Sucede que si ellos no pueden controlarlo, no tiene sentido que el poder resida en él, así que han comenzado a desplazar el poder de las dependencias del Estado, hacía otros lugares, surgiendo así esa desmesurada afición por la libertad individual (de ellos sólo) que les lleva a privatizar todo, haciendo del estado su propiedad privada. Y encima, como puntilla satírica y humorística, se autodenominan "liberales".
Miguel Blanco Otano.
Roma, mayo de 2012.