Desde hace tiempo vengo clamando que soy un inventor de cosas ya inventadas. Es decir, invento cosas y más tarde descubro que ya alguien la inventó antes. Hay algunas ocasiones (supongo que la mayoría) en las que reconozco que mi ocurrencia ha llegado tarde, pero en otras ocasiones, la cuestión de quién fue el primero en idearlo, no está tan clara.
En muchas ocasiones me hubiera gustado acercarme a la casa de patentes a registrar ciertas ideas, pero los aproximadamente 700 € que vale el trámite me han echado siempre para atrás. En lo sucesivo, voy a publicar en mi blog las ideas que voy teniendo y que por cuestiones económicas no van a ser patentes. En algunas ocasiones a la cuestión económica se suma la falta de recursos técnicos para llevarla a cabo o la sencilla evidencia de que mi invento es una tontería como un piano. Pero es mi idea y quiero que vea la luz del día.
No son patentes, así que las llamaré pseudopatentes.