lunes, 8 de noviembre de 2010

El futuro de la seguridad vial

Es satisfactorio ver como en los últimos años o décadas ha bajado el índice de siniestralidad en nuestras carreteras y, multas mediante o campañas de concienciación, ahora somos más respetuosos con nuestros compañeros de ruta.

Sin embargo, estas propuestas y estas mejoras que se han implantado tienen un tope, y hemos de proponer nuevas vías para seguir avanzando en esta materia y no quedarnos estancados. En mi opinión, gran parte de los problemas vienen de dos factores: la falta de empatía hacia el resto de conductores, y la ausencia de mecanismos de mejora de la conducción.

El primer punto es debido a que de el coche de al lado sólo vemos una caja de chapa con ruedas, y no pensamos que dentro hay personas con historia, sueños y familia. Esto nos hace fríos a la hora de respetar sus espacios, sus maniobras, permitir sus fallos o alabar sus detalles. Nos falta ver en los coches vecinos a sus verdaderos conductores.

El segundo punto es importante porque la mayoría de los conductores de hoy en día viciamos fallos que pasan a ser constante en muchos de nosotros, tales como no circular por el carril de la derecha en vías dobles, no poner intermitentes y demás. Esto sucede porque nadie nunca nos dice que eso no debe hacerse así, y no vemos el mal que causamos.

Estas dos brechas podrían salvarse si mejoráramos la comunicación entre vehículos, pudiendo de alguna manera hacer saber al conductor de al lado cuando está haciendo algo mal y, de una manera amable, agradecerle el detalle de alguna maniobra o pedir perdón cuando somos nosotros quienes lo hemos hecho mal de manera involuntaria. Mejoraríamos la empatía por los conductores vecinos viendo gente dentro de las chapas que nos acompañan en la carretera, nos haría ser conductores más amables, mejores personas, más felices, con menos nervios, estrés y más paciencia, además aprenderíamos cuando estamos haciendo algo mal mediante la comunicación con quien sufre nuestros fallos, revertiendo todo eso positivamente en la manera en la que nos comportamos en la carretera.

La propuesta práctica que a mí se me ocurre consta de unas luces en cada vehículo, que podrían situarse como la luz de freno arriba de los parabrisas delantero y trasero, en la que esta podría iluminarse de tres colores:

Azul: Significa "Lo siento". La prenderíamos cuando hemos hecho algo mal, sin querer, y queremos hacer notar a nuestros vecinos que lo sentimos por ello.

Verde: Significa "Gracias". La prenderíamos cuando queremos agradecer el gesto de habernos cedido el paso, abrir hueco para incorporaciones, facilitar adelantamientos, e infinidad de cosas que pueden hacerse para mejorar la conducción de nuestros vecinos.

Amarillo: Significa "Eso está mal". La prenderíamos si queremos hacer notar a alguien que está maniobrando incorrectamente: adelantamientos imprudentes, exceso de velocidad o circulación por el carril de la izquierda teniendo uno libre a la derecha, entre otros.

Con estas propuestas, creo que podríamos seguir mejorando los índices de siniestralidad vial, haciendo de nuestras carreteras un espacio más humano y de la conducción una actividad más cívica y compartida.