La gente ya no se compromete ni a tomar un café. Se hacen planes pero hay impunidad absoluta para deshacerlos a última hora o posponerlos el tiempo que haga falta, sólo por el hecho de tener un teléfono móvil con el que comunicarlo. Las propuestas de citas no se contestan y se dejan las proposiciones en el aire durante días, o simplemente los planes no se concretan: «ya lo vamos viendo».
Y lo peor es que creo que sucede porque la gente quiere mostrar a la sociedad que tiene varios planes, una agenda ocupada, muchas cosas interesantes para hacer. Todo con el absurdo objetivo de proyectar una imagen de persona de éxito.
¿Quieres quedar conmigo para tomar un café? Hagámoslo, pero marca la cita en rojo en tu agenda. Así me estarás demostrando algo realmente importante y positivo de ti: que respetas a los demás.
Miguel Blanco
Badajoz, 27 de diciembre de 2017