miércoles, 23 de junio de 2021

Modo robado en teléfonos móviles

 Lo que el mercado propone no está mal, pero esto está mejor:

El modo robado se activa con una llamada telefónica que recibe el terminal desde el sistema central (Apple iOS, Androide, lo que sea…). A partir de ahí:

1. Se bloquea, aunque el terminal esté sin datos.

2. Se activa la tarifa roaming y datos esté donde esté. 

3. Se impide que se apague y maximiza la batería para enviar datos importantes como fotos, localización, wifi cercanas, ...

Obvio que si se desmonta el terminal o se rompe o se mete en una caja de Faraday, pues adiós, pero eso hace completamente inservible el terminal.

viernes, 28 de mayo de 2021

El 15-M fuera de la política

Cientos de artículos leeremos estos días sobre el aniversario del 15-M, pero yo quiero hablar del 15-M fuera de la política.

Aquellos días, tal y como yo los viví, fueron una experiencia mucho más reveladora que una simple reivindicación política: se trataba de una forma de entenderse, de una forma de comunicarse, una manera de poner en el centro del tablero otras necesidades de las personas más allá de la representación parlamentaria. Entender la democracia como una forma de vida, y no solo como unos retoques a la manera de articular unos poderes que llegan desde arriba. Aprendimos que 200 personas pueden comunicarse sin problema, que es posible escucharse, que es posible ponerse en la piel del otro y que temas como los cuidados, los afectos, las necesidades de los más desfavorecidos o la inclusión social son importantes y tienen que ser el eje no solo de la política sino de todo nuestro concepto social y de la relaciones interpersonales.

A mí me ha moldeado y me ha afectado en la manera en la que me relaciono con mis compañeros de trabajo, con mis amigos, con mis familiares, incluso ahora con mis hijos. Entiendo que el futuro tiene que pasar por otra manera de entender la vida y entender las relaciones entre unos y otros. El valor de aquellos días de primavera no fue cambiar la política para que esta afecte y mejore la vida de la gente, que también. La potencia del 15-M radica en que cambió la manera de pensar —y de creer— de mucha gente, y eso, indudablemente, moldeará la política del futuro.

Miguel Blanco Otano
Madrid, mayo de 2021

lunes, 19 de abril de 2021

El fútbol: mi deporte favorito

Ni fumo ni tengo vicios mayores que algún vermú de vez en cuando cocinando o un buen vino con el jamón. Pero cuando se trata de jugar al fútbol, vendo a mi mejor amigo por saltar al césped.

Sin embargo, me da muchísima vergüenza todo lo que rodea al fútbol profesional. No sé ni por dónde empezar, pero todo lo malo que tiene nuestra sociedad se refleja en el fútbol profesional.

Sueldos indecentes alimentados por tiempo excesivo en televisión y radio. Aficiones ultras que (salvo excepciones) son ejemplo de incivismo y violencia callejera, incluyendo asesinatos. Empresas de apuestas metidas hasta los huesos. Presidentes mafiosos que usan los clubes para lavar dinero. Maletines para amañar partidos.

Y en el campo: jugadores con horas diarias de entrenamiento físico que caen al suelo cuando otro jugador le roza un hombro y que buscan engañar al árbitro a la primera ocasión. Que pierden tiempo tirando la pelona por ahí cuando no les corresponde y protestan al árbitro sin educación cuando no tienen ni idea de qué ha pasado en la jugada.

Mira que me gusta ese deporte, pero admito que si lo prohibieran harían un tremendo favor a toda la sociedad.

Miguel Blanco Otano
Madrid, abril de 2021

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Tienes una cita

La moda esa de quedar sin quedar es lo que voy a pedir que cambie para el año que viene.

La gente ya no se compromete ni a tomar un café. Se hacen planes pero hay impunidad absoluta para deshacerlos a última hora o posponerlos el tiempo que haga falta, sólo por el hecho de tener un teléfono móvil con el que comunicarlo. Las propuestas de citas no se contestan y se dejan las proposiciones en el aire durante días, o simplemente los planes no se concretan: «ya lo vamos viendo».

Y lo peor es que creo que sucede porque la gente quiere mostrar a la sociedad que tiene varios planes, una agenda ocupada, muchas cosas interesantes para hacer. Todo con el absurdo objetivo de proyectar una imagen de persona de éxito.

¿Quieres quedar conmigo para tomar un café? Hagámoslo, pero marca la cita en rojo en tu agenda. Así me estarás demostrando algo realmente importante y positivo de ti: que respetas a los demás.

Miguel Blanco
Badajoz, 27 de diciembre de 2017

miércoles, 20 de diciembre de 2017

El vagón encendido

Sucedió anoche, en el último vagón de metro de la línea roja, dirección Cuatro Caminos. Yo venía cansado después haber discutido con mi madre por un asunto que no viene a cuento mencionar. Llevaba los auriculares puestos, pero sin música ni sonido alguno, simplemente para evitar ser molestado. Es por eso que pude contemplar la escena con total tranquilidad.

Una chica delgada, con el pelo muy corto y negro, salvo por una fina trenza que le bailaba a la espalda, entró ágilmente justo antes de cerrarse las puertas en la parada de Sol. Seleccionó con la mirada a su víctima, un chaval joven con cara de aburrido y sandalias marrones, interpelándole directamente.

—¿Qué opina usted de la monogamia en nuestra sociedad? —le dijo sin más presentaciones.

Yo pensaba que el chico iba a tildarla de loca o sencillamente ignorarla.

—Pues que depende mucho del acuerdo previo entre los miembros de cada relación—dijo en su lugar.

Me pareció una respuesta bastante forzada, casi preparada. Pero todo sucedió muy rápido, y en seguida me olvidé de este aspecto que más tarde se revelaría crucial.

—¿Y usted? —dijo la chica mirando a una señora—, ¿está de acuerdo con esa afirmación?

—Déjeme en paz —dijo esta con mal tono.

—¡Dos de cada tres personas son infieles en sus relaciones! —añadió un muchacho en la otra punta del vagón, casi a voces.

La señora contestó a éste último defendiendo su honor y su integridad matrimonial y ahí fue cuando todo se fue al traste. Otro señor alzó la voz y otra chica después, sin que estuvieran claros sus argumentos. Cuando todo estaba perdido y nadie se escuchaba, un tipo argentino se ofreció a hacer de moderador, y a todo el mundo le pareció una buena idea. El debate estaba servido.

Nadie, salvo yo, se dio cuenta de que la chica de la trenza, el primer interpelado de sandalias marrones y el muchacho que dio el dato a voces desde la otra punta del vagón salían de éste en la parada de Quevedo. Se abrazaban en el andén, en actitud inequívoca de celebración.

Miguel Blanco
Madrid, noviembre de 2017